sábado, 25 de abril de 2009
Miranda July
El pasado domingo me hallaba yo en casa de mi querida abuela como la tradición manda. Entre pitillo y pitillo y harta ya de la conversación de siempre, decido coger el periódico y aventurarme a leer algo. Voy directamente al suplemento. No me apetece que se me revuelvan las tripas un domingo a esas horas. En la portada del suplemento encuentro la foto de una chica de pelo corto rizado, pelirroja. Responde, según sigo leyendo, al nombre de Miranda. Miranda July.
El suplemento le dedicaba un reportaje extenso que titulaba “El juego de Miranda”. Este título y que a la chica la describían como “Artista plástica, cineasta y ahora una de las escritoras más prometedoras de Estados Unidos” llamó mi atención. El reportaje estaba dedicado sobre todo a promocionar su nuevo libro (“Nadie es más de aquí que tú”) que por lo visto ha obtenido muy buenas críticas tanto en EE.UU como en Francia. Se trata de una colección de quince cuentos, extraños e inquietantes, ambientados en lugares recónditos de EE.UU. Narran la historia de un equipo de natación de ancianos que entrena en una cocina, hablan de la relación entre una niña y una mujer madura, de una joven que cree ser poseída por un ser oscuro cada noche durante su adolescencia hasta establecer una relación de amor con él, de una médica que se queda dormida junto a su vecino que acaba de sufrir un colapso. El sexo ocupa un lugar central en muchas de sus historias, homosexual a veces, otras relaciones sórdidas de club nocturno.
Me quedé atrapada leyendo el artículo entre los gritos de mi abuela y los puñetazos de mi primo. Pero seguí. El tipo de historias que narraba Miranda me daban una pista de que había mucho más detrás.
La sexualidad es un tema central en su arte. No es una sexualidad al uso. El que padre le enseñe a su hija a masturbarse como un saber familiar que debe transmitirse de una generación a otra, me parecía una historia realmente inquietante. ¿Cómo leches (con perdón) se le ocurrían este tipo de historias?
Adentrándome en las raíces de la artista descubro cosas como que sus padres son los dos escritores y que fundaron una pequeña editorial, North Atlantic Books. Miranda Jennifer Grossinger, es su nombre real. Utiliza el apellido July que tiene relación con un personaje de una “girlzine” que creó con una compañera del Instituto. Desde Vermont, ciudad en la que nace, se trasladó a la Costa Oeste. Primero a Berkeley, con sus padres, y luego a Portland donde pasó bastante tiempo. Allí comenzó haciendo perfomance y lecturas radiadas. Aparte la chica canta. Lo hace dentro de una banda llamada Kill Rock Stars. Como realizadora, escribe y protagoniza “Tú, yo y todos los demás”. El material con el que trabaja, los sueños frustrados, los límites del surrealismo, el mundo de los suburbios de Estados Unidos, es el mismo que el de sus relatos.
La verdad es que podría seguir y seguir diciendo cosas de ella, y llenar así tres o cuatro páginas pero esa no es mi intención.
Una frase que caracteriza a Miranda (y con la que yo me quedo especialmente) es que “ha elegido no elegir”. El cine, la música, la literatura o el arte son disciplinas muy interrelacionadas. No quiere ni tiene por qué quedarse atrapada en una sola. Miranda es un ejemplo de persona creativa para mí, un ejemplo de artista global.
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